domingo, 18 de noviembre de 2012

Embarazos de todo corazón


¡Hola a todos bloggeros! ¿ Sabíais que no nos podemos olvidar de las enfermedades cardiovasculares ni siquiera cuando existe embarazo?
Tiene su lógica ya que durante el embarazo, el corazón de la madre tiene que duplicar su tarea para bombear sangre suficiente para alimentar al feto. Esta dinámica puede suponer un esfuerzo muy grande en el caso de mujeres con problemas previos de corazón, por lo que cada vez son más los hospitales en los que cardiólogos y obstetras trabajan mano a mano con estas pacientes.
La Fundación Española del Corazón recuerda la importancia que tiene el cuidado del corazón para las mujeres embarazadas, especialmente para aquellas que ya padecen alguna enfermedad cardiaca, dado que el riesgo es aún mayor para ellas y para sus bebés. Y es que las enfermedades del corazón son la primera causa no obstétrica de morbilidad y mortalidad materna en el embarazo.
En el período de la gestación son habituales ciertos cambios fisiológicos a los que el sistema cardiovascular debe adaptarse, y en la mayoría de los casos lo hace sin problemas. Las principales modificaciones que sufre el sistema cardiovascular de la mujer en este estado son el incremento del volumen sanguíneo, la frecuencia cardiaca y el gasto cardiaco. Además, se produce un descenso de la presión arterial, tanto la sistólica como la diastólica.

Para las embarazadas, supone un riesgo 100 veces mayor y por eso los médicos insisten en la importancia de que estas pacientes conozcan sus riesgos desde la adolescencia, para que puedan ser informadas de todas las consecuencias y controladas desde el primer momento de la gestación.
De hecho, un reciente estudio europeo publicado en la revista 'European Heart Journal' concluye que las mujeres con problemas de corazón pueden tener un embarazo seguro si son bien controladas desde el principio. De forma general, el riesgo de fallecer durante la gestación es 100 veces superior al de la población sana.
Ese control influye tanto a la madre (ajustando la dosis o cambiando alguno de los fármacos que tomaban para que no causen malformaciones) como al feto. Además, en cuanto es posible se realizan ecocardiografías fetales para comprobar si el bebé ha heredado la malformación del corazón en los casos congénitos (que son el 5%-7% del total). 
Entonces, ¿ qué nos puede ocurrir durante el embarazo?
El incremento del volumen sanguíneo comienza en la sexta semana de gestación y va incrementándose hasta el momento del parto, cuando se encuentra un 50% por encima de lo habitual. Asimismo, la frecuencia cardiaca normalmente se acelera. Estos dos factores producen una ampliación paralela del gasto cardiaco de la madre (entre el 30% y el 50%), de modo que se logre la oxigenación adecuada tanto de la gestante como del feto.
  • Debido a esta situación hiperdinámica, prácticamente todas las mujeres embarazadas presentan un soplo suave en el corazón que no conlleva ningún problema añadido y que desaparece tras el parto
  • Factores como la obesidad, el hábito de fumar, la mayor edad de la gestante, la historia familiar de trombosis o el reposo prolongado pueden favorecer su presentación. Por este motivo, es importante la prevención, un diagnóstico rápido y un tratamiento eficaz.
  • La dilatación de la aurícula durante el embarazo contribuye a la aparición de arritmias, por lo que estas pueden ser también habituales, y en mujeres que previamente ya padecían de esta enfermedad, pueden hacerse más frecuentes, pero en general estas arritmias son molestas pero no entrañan gravedad.
  • El infarto de miocardio, por el contrario, rara vez se presenta en mujeres embarazadas y se estima que su incidencia es inferior a 1 de cada 10 000 embarazos. Suelen ser debidos a enfermedad coronaria no ateromatosa, como malformaciones congénitas: fístulas coronarias, nacimiento anómalo de las arterias, entre otras.

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