¡Hola a todos bloggeros! ¿
Sabíais que no nos podemos olvidar de las enfermedades
cardiovasculares ni siquiera cuando existe embarazo?
Tiene su lógica ya que
durante el embarazo, el corazón de la madre tiene que duplicar su
tarea para bombear sangre suficiente para alimentar al feto. Esta
dinámica puede suponer un esfuerzo muy grande en el caso de mujeres
con problemas previos de corazón, por lo que cada vez son más los
hospitales en los que cardiólogos y obstetras trabajan mano a mano
con estas pacientes.
La Fundación Española del
Corazón recuerda la importancia que tiene el cuidado del corazón
para las mujeres embarazadas, especialmente para aquellas que ya
padecen alguna enfermedad cardiaca, dado que el riesgo es aún mayor
para ellas y para sus bebés. Y es que las enfermedades del corazón
son la primera causa no obstétrica de morbilidad y mortalidad
materna en el embarazo.
En el período de la gestación son habituales ciertos cambios fisiológicos a los que el sistema cardiovascular debe adaptarse, y en la mayoría de los casos lo hace sin problemas. Las principales modificaciones que sufre el sistema cardiovascular de la mujer en este estado son el incremento del volumen sanguíneo, la frecuencia cardiaca y el gasto cardiaco. Además, se produce un descenso de la presión arterial, tanto la sistólica como la diastólica.
En el período de la gestación son habituales ciertos cambios fisiológicos a los que el sistema cardiovascular debe adaptarse, y en la mayoría de los casos lo hace sin problemas. Las principales modificaciones que sufre el sistema cardiovascular de la mujer en este estado son el incremento del volumen sanguíneo, la frecuencia cardiaca y el gasto cardiaco. Además, se produce un descenso de la presión arterial, tanto la sistólica como la diastólica.
Para las embarazadas, supone
un riesgo 100 veces mayor y
por eso los médicos insisten en la importancia de que estas
pacientes conozcan sus riesgos desde la adolescencia, para que
puedan ser informadas de todas las consecuencias y controladas desde
el primer momento de la gestación.

Ese control influye tanto a la
madre (ajustando la dosis o cambiando alguno de los fármacos que
tomaban para que no causen malformaciones) como al feto. Además, en
cuanto es posible se realizan ecocardiografías fetales para
comprobar si el bebé ha heredado la malformación del corazón en
los casos congénitos (que son el 5%-7% del total).
Entonces, ¿ qué nos puede
ocurrir durante el embarazo?
El incremento del volumen
sanguíneo comienza en la sexta semana de gestación y va
incrementándose hasta el momento del parto, cuando se encuentra un
50% por encima de lo habitual. Asimismo, la frecuencia cardiaca
normalmente se acelera. Estos dos factores producen una ampliación
paralela del gasto cardiaco de la madre (entre el 30% y el 50%), de
modo que se logre la oxigenación adecuada tanto de la gestante como
del feto.
- Debido a esta situación hiperdinámica, prácticamente todas las mujeres embarazadas presentan un soplo suave en el corazón que no conlleva ningún problema añadido y que desaparece tras el parto
- Factores como la obesidad, el hábito de fumar, la mayor edad de la gestante, la historia familiar de trombosis o el reposo prolongado pueden favorecer su presentación. Por este motivo, es importante la prevención, un diagnóstico rápido y un tratamiento eficaz.
- La dilatación de la aurícula durante el embarazo contribuye a la aparición de arritmias, por lo que estas pueden ser también habituales, y en mujeres que previamente ya padecían de esta enfermedad, pueden hacerse más frecuentes, pero en general estas arritmias son molestas pero no entrañan gravedad.
- El infarto de miocardio, por el contrario, rara vez se presenta en mujeres embarazadas y se estima que su incidencia es inferior a 1 de cada 10 000 embarazos. Suelen ser debidos a enfermedad coronaria no ateromatosa, como malformaciones congénitas: fístulas coronarias, nacimiento anómalo de las arterias, entre otras.
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