¡¡Hola blogueros!! Anteriormente os conté que los hombres somos mas propensos a padecer infartos de miocardio, pero he descubierto que no todo son buenas noticias para el sexo opuesto en lo que a los infartos respecta.
Parece ser que aunque las mujeres sufren menos infartos que los hombres, éstas tienen peor pronóstico, posiblemente debido a retrasos en el diagnóstico de la patología y a estrategias de reperfusión (restauración del riego sanguíneo al tejido cardíaco afectado por el infarto) menos agresivas.

Asimismo, el tratamiento a que se somete a las mujeres es considerablemente menos agresivo: menos fibrinolíticos (fármacos para disolver el trombo que bloquea la arteria coronaria) y menos angiografías coronarias (inserción de un tinte en las arterias del corazón para identificar por medio de radiografías posibles obstrucciones del flujo sanguíneo). Las mujeres reciben menos agentes antiplaquetarios, bloqueadores de beta, inhibidores de ACE, o estatinas. También recibieron menos rehabilitación cardiovascular (27% contra 47% para hombres).
La mortalidad en hospitales era mayor para las mujeres (9%, contra un 4% en hombres). Los investigadores emplearon diversos modelos de ajuste para comprobar si la mayor mortalidad se debía al género y no a otros factores como por ejemplo características del paciente como edad, hipertensión, tabaquismo, o al manejo clínico. Una vez ajustados los datos en función de estas variables, persistía la diferente mortalidad entre hombres y mujeres. Las mujeres también sufrían más complicaciones, como por ejemplo fibrilación auricular (7% contra un 3%) e ingresos hospitalarios más prolongados.
Tanto las mujeres como muchos médicos y personal sanitario deberían abandonar la idea errónea de que los infartos son un problema exclusivamente masculino; muchas mujeres ignoran los primeros síntomas porque no creen que pueda tratarse de un infarto. Es necesario, por tanto, concienciar a la población y al personal sanitario del problema del infarto de miocardio en mujeres para así identificar antes el problema y reducir el tiempo de isquemia (corte del riego sanguíneo). Esto ayudará a reducir la diferencia de género existente entre la mortalidad por infarto de miocardio de hombres y mujeres.
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