viernes, 9 de noviembre de 2012

implantan por primera vez en España un injerto aórtico humano

¡¡Hola blogueros!! Hoy vamos hablar de una muy buena noticia, y es que Cirujanos del Hospital Infanta Cristina de Badajoz han implantado por primera vez en España un injerto aórtico humano a un paciente que adolecía de una endocarditis crónica. Esta intervención es muy poco frecuente por su gran complejidad. Esta intervención supone un implante de una válvula biológica humana procedente de un donante cuyo corazón no ha sido válido para realizar un trasplante. La operación, realizada en mayo, ha consistido en la sustitución de todo el complejo aórtico-válvula aórtica y el tramo ascendente de la aorta.

A partir de la intervención la evolución del paciente ha sido favorable.
El paciente recibió el alta hospitalaria al cabo de sólo una semana y no ha tenido complicaciones posteriores, encontrándose actualmente en buen estado de salud.
Al enfermo se le había implantado una prótesis aórtica biológica de origen animal pero recayó y volvió a ingresar en el hospital la pasada primavera. Dado que se trataba deuna endocarditis grave y crónica que ya había dado lugar a una gran destrucción del anillo aórtico, se planteó la posibilidad de realizar un implante de una válvula biológica humana procedente de un donante cuyo corazón no ha sido válido para realizar un trasplante.
Esos corazones no aptos para trasplantes se conservan a muy baja temperatura en un centro que disponga de banco de tejidos para extraerles posteriormente las válvulas cardíacas.
 Este tipo de intervención sólo se realiza en un reducido número de hospitales españoles, como el Gregorio Marañón de Madrid, el Reina Sofía de Córdoba o La Fe de Valencia, porque es una operación técnicamente muy compleja, a diferencia del implante de prótesis artificiales o biológicas que son más sencillas, pero no sirven cuando se ha producido una destrucción importante de tejidos.
Además, estos tejidos humanos reducen el riesgo de reinfecciones posteriores y tienen una hemodinámica perfecta.
Con esta técnica se consigue tratar una enfermedad como la endocarditis recurrente, que tiene un alto índice de mortalidad en personas de mediana edad, y además con un coste económico inferior al que se hubiera producido la implantación de una prótesis aórtica artificial.

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