miércoles, 31 de octubre de 2012

Aneurismas (II)

Hola blogueros! Hoy vamos a hablar acerca de otra patología cardiovascular denominada aneurisma.Esta patología consiste en un ensachamiento o abombamiento anormal de una porción de una arteria debido a una debilidad en la pared del vaso sanguíneo.A continuación intentaremos determinar las causas, el tratamiento y los síntomas de este tipo de patología.Como guía, os cuelgo este vídeo en el que un profesional de la salud ofrece un breve resumen acerca de dicha patología





    1. Causas

Los aneurismas de la aorta son la consecuencia de la arteriosclerosis, enfermedad que debilita la pared aórtica hasta que la presión dentro de esta arteria hace que la misma se ensanche y salga hacia fuera. Generalmente, junto con el aneurisma, aparece también el coágulo sanguíneo (trombo). La formación de aneurismas aumenta cuando se tiene la presión arterial alta y con el hábito de fumar, pero también con los traumatismos o si se padece alguna enfermedad inflamatoria de la aorta. La infección que provoca el traumatismo puede iniciarse en cualquier parte del organismo, aunque por lo general comienza en la válvula cardiaca.

Los lugares comunes para los aneurismas abarcan:
  • La arteria mayor que sale del corazón (la aorta)
  • El cerebro (aneurisma cerebral)
  • En la pierna detrás de la rodilla (aneurisma de la arteria poplítea)
  • El intestino (aneurisma de la arteria mesentérica)
  • Una arteria en el bazo (aneurisma de la arteria esplénica)
    2. Síntomas

Los síntomas dependerán del tipo de aneurisma que se padezca.
  • Aneurisma de la aorta abdominal:

Los síntomas como primera señal del aneurisma es una especie de masa pulsátil en el abdomen. Este aneurisma provoca un dolor fuerte, especialmente en la espalda, que suele ser constante, aunque si se cambia de posición esto proporcionará alivio.
  • Aneurisma de la aorta torácica:

Este aneurisma es de los pocos que puede ser muy grave sin causar síntoma alguno. Sin embargo, las señales típicas son dolor (principalmente en la parte superior de la espalda, de gran intensidad), tos y pitidos en el pecho (sibilancias). El dolor también se advierte en el pecho y en los brazos, lo que puede confundirse con un ataque cardiaco. La presión que se crea sobre el esófago puede dificultar la ingestión. Se puede incluso llegar a la muerte debido a la pérdida de sangre.
  • Disección aórtica:

La mayoría de personas con una disección aórtica (un aneurisma disecante) presentan un dolor que aparece de repente y de forma muy intensa. Este dolor es usual en la espalda, en la zona que está entre los omóplatos. Dependiendo de las arterias que estén obstruidas, el resultado puede ser un accidente vascular cerebral, un ataque cardiaco, dolor repentino en el abdomen o imposibilidad de mover una extremidad.


     3. Exámenes y diagnósticos

En un aneurisma, el dolor suele ser un síntoma muy útil para diagnosticar la enfermedad; por desgracia, aparece tardíamente y retrasa el diagnóstico. Hay muchos casos en los que los aneurismas no presentan síntoma alguno. Por ello, sólo se apreciarán durante una exploración física por casualidad o cuando se practiquen radiografías por alguna otra razón.
Para diagnosticar un aneurisma, se puede realizar una radiografía del abdomen, una ecografía, que permitirá establecer el tamaño del aneurisma; una tomografía computarizada (llamada TAC), especialmente si se ha inyectado un contraste por vía intravenosa, y una resonancia magnética (RM), que es muy precisa también, aunque es mucho más costosa que la ecografía y no suele ser necesaria.

    4. Tratamiento

El tratamiento, al igual que lo síntomas, dependerá del tipo de aneurisma de que se trate.
  • Aneurisma de la aorta abdominal:

El tratamiento en este caso depende del tamaño del aneurisma. Si el ancho es menor de 5 centímetros, las posibilidades de que se rompa son muy bajas. Por el contrario, si es mayor de 5 centímetros la rotura será más probable. Para estos casos se suele recomendar la intervención quirúrgica, a menos que haya un gran riesgo por distintos motivos médicos. La operación consistiría en insertar un injerto sintético que repare el aneurisma. Si se rompe o amenaza con romperse habría que realizar una intervención de urgencia. Si no se trata la rotura del aneurisma, éste siempre es mortal.
  • Aneurisma de la aorta torácica:

En este caso, si el aneurisma tiene un tamaño mayor de 7,5 centímetros de ancho se debe practicar una intervención quirúrgica para implantar un injerto sintético. Si la persona tiene el síndrome de Marfan (enfermedad rara que afecta a los tejidos orgánicos), se recomienda reparar mediante cirugía también los aneurismas más pequeños. Estos aneurismas, por estar situados en la zona torácica, tienen un riesgo de muerte elevado durante la reparación quirúrgica.
  • Disección aórtica:

Se deben administrar fármacos lo antes posible para que así tanto la frecuencia cardiaca como la presión arterial se reduzcan pero puedan seguir administrando un suministro suficiente de sangre al corazón, el cerebro y los riñones. Una vez se haya iniciado el tratamiento con fármacos, será el especialista médico el que decida si el paciente seguirá con los medicamentos o por el contrario deberá someterse a una operación quirúrgica. Aunque por lo general, los profesionales suelen recomendar la cirugía en las disecciones localizadas en los primeros centímetros de la aorta, a no ser que se presente un riesgo quirúrgico excesivo.


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